Oh, Padre, haz que surjan entre los cristianos numerosas y santas vocaciones al sacerdocio, que mantengan viva la fe y custodien la seductora memoria de tu Hijo Jesús mediante la predicación de su Palabra y la administración de los sacramentos, con los que tú renuevas continuamente a tus fieles.
Danos santos ministros de tu altar, que sean solícitos y fervorosos custodios de la Eucaristía, sacramento del don supremo de Cristo para la redención del mundo. Llama a ministros de tu misericordia que, mediante el sacramento de la Reconciliación, esparzan la alegría de tu perdón.
Haz, oh, Padre, que la Iglesia acoja con gozo las numerosas inspiraciones del Espíritu de tu Hijo y que, dócil a sus enseñanzas, fomente vocaciones al ministerio sacerdotal y a la vida consagrada. Fortalece a los obispos, los sacerdotes, los diáconos, los consagrados y todos los bautizados en Cristo para que cumplan fielmente su misión al servicio del Evangelio.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. Amén.
¡María, Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros!
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. Amén.
¡María, Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros!
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