sábado, 12 de marzo de 2016

Dar de Beber al Sediento y Sufrir con Paciencia los Defecto del Prójimo


El agua es un elemento fundamental para nuestra vida, sin ella moriríamos. Por eso comprendemos que “dar de beber al que tiene sed” sea una obra de misericordia. Pero no sólo se reduce a eso, pues hay varios tipos de sed y algunos no se pueden saciar sólo con agua. Esta es una de las razones por las que creo que Dios me condujo a este camino para llegar a ser sacerdote, especialmente en medio de este mundo donde hay tanta sed de ser escuchados, acogidos, respetados… hay también mucha sed de Dios.

Pero solemos pensar que todas las obras de misericordia son cosas que nosotros podemos “hacer” y, sin embargo, hay una que es diferente: se trata de “soportar con paciencia los defectos de los otros”. ¿Cómo entender esto si lo primero que sale de nosotros es enfadarnos? Me viene la imagen de un padre, que es capaz de soportar los errores de su hijo porque le quiere y sabe que necesita tiempo para aprender. De esta manera, teniendo paciencia con los demás, comprendo que la paciencia de Dios conmigo es muchísimo mayor incluso. 

Y cuando haces estas obras de corazón experimentas la alegría mas auténtica al descubrir, en la mirada agradecida de la persona a la que ayudas, la misma mirada de Dios.

Fernando González Romero
Seminarista de Ávila
4º Teología

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