martes, 8 de marzo de 2016

Visitar a los Presos y Perdonar a los que nos Ofenden


Dos momentos que las obras de misericordia han marcado especialmente mi camino vocacional: visitar la cárcel y la experiencia pastoral en un centro de rehabilitación de adicciones. Me han marcado porque en aquellos lugares, donde la libertad física se ha perdido, es posible buscar y encontrar la libertad del espíritu. Me conmovió que entre los presos, algunos aceptaban ser culpables y por eso debían cumplir la condena. 

Pero más, uno que me dijo: “Yo tengo la esperanza de que aquella familia me perdone, así como Dios me ha perdonado. Y rezo todos los días porque así sea”. Una mujer drogodependiente en rehabilitación, me comentó: “Yo pido a Dios todos los días que me ayude a salir de mi problema pero, sobre todo, le pido por mi familia, para que me comprenda, me perdone y ya no le dañe más”. Sólo cuando se es consciente de la propia fragilidad, se puede pedir perdón. Cuando se confía en que Dios nos perdona, también nosotros podemos perdonar al prójimo las injurias con que nos dañó. Así, yo me siento llamado a ser un ministro de la misericordia del Padre, quien quiere darnos la libertad plena que nos concede el sabernos perdonados por Él y nos mueve a perdonar de corazón.

Francisco Martínez Villagómez
Seminarista de Ávila
2º Bienio de Teología

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