jueves, 10 de marzo de 2016

Enterrar a los Muertos y Orar por Vivos y Difuntos


¿Tiene sentido hoy enterrar a los muertos o rezar por ellos? En una cultura materialista del descarte ¿debemos seguir creyendo en la Vida Eterna? Estas son las preguntas que me surgen al hablaros de enterrar a los muertos y de orar por los vivos y los difuntos. Todos los hombres nos experimentamos como limitados, hasta el punto límite de la muerte; pero a la vez experimentamos un anhelo de superación, de eternidad, de un amor que no acabe nunca. El don del sacerdocio, al cual me siento llamado, es un signo de la misericordia de Dios que acompaña, en la soledad y el sufrimiento, al hombre de hoy tan necesitado de una esperanza.

Los cristianos amamos a toda la persona y a todas las personas. Enterrar a los difuntos, es una obra de misericordia corporal. Es un signo de nuestro amor al cuerpo personal, de nuestra esperanza en la resurrección, de nuestra fe en el Misterio Pascual de Cristo. Orar por los vivos y los difuntos, es una obra de misericordia espiritual. Es un signo de nuestro amor al espíritu personal, de nuestra esperanza en la salvación universal de los hombres, de nuestra fe en la comunión de los santos. Sigamos viviendo hoy en el cristianismo estos signos concretos de fe y amor en la Vida Eterna para el hombre.

Nicolás Ruiz Humanes
Seminarista de Ávila
1º Bieno de Teología

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