Día del Seminario 2012

Cartel Oficial y Lema del Día del Seminario

«Al verlos, compruebo de nuevo cómo Cristo sigue llamando a jóvenes discípulos para hacerlos apóstoles suyos, permaneciendo así viva la misión de la Iglesia y la oferta del Evangelio al mundo»

Homilía de Benedicto XVI en la Santa Misa con los seminaristas durante la JMJ 2011

El teologado de Ávila se prepara para la solemnidad de Nuestro Padre San José Patrono de los Seminarios. Este año el lema y el cartel del día del Seminario tiene relación directa con la pasada JMJ, "Pasión por el Evangelio". Los seminaristas el sábado 17 y domingo 19 se repartirán entre las distintas parróquia de Ávila ciudad para dar un testimonio vocacional y así dar a conocer el Seminario a los fieles. También se ha realizado una revista informativa del Seminario con el mismo fin que será repartida con la hoja diocesana. 

Este año como novedad estrenamos la presente pagina web del seminario. Será presentada el día de San José a los sacerdotes que han sido invitados al teologado para una comida. Los testimonios que aparecerán en la revista del Seminario serán también publicados aquí. 

Reflexión Teológico Pastoral

Tener pasión por el Evangelio solo es posible si se contempla a Cristo como origen y raíz del Evangelio. De los episodios de la vida de Jesús, de sus palabras incisivas y de sus gestos de misericordia brota un estilo de vida evangélico del que el sacerdote es testigo y portador. En la contemplación de Cristo, presente y actuante en la Eucaristía y la Palabra, fermenta el estilo evangélico, la gestualidad cristiana, que se alimenta de una incesante pasión por el Evangelio, avivada por el contacto habitual con Cristo en la oración y los sacramentos.

La pasión por el Evangelio emerge como una fuerza que empuja a crecer, a estrechar la distancia entre Cristo y cada uno de nosotros. Se trata de un dinamismo necesario en el seguimiento de Jesús, pues nos alerta ante cualquier acomodamiento. La pasión por el Evangelio libera de las certezas adquiridas, nos obliga a distanciarnos de ellas para cuestionarlas. El Evangelio es para quien lo acoge y lo hace vida una 

fuente constante de riesgo, pues abre una brecha entre la realidad –personal y social– tal como es y la realidad tal como debería o podría ser.

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