Aventurarse a seguir el camino de la vocación que cada uno tenemos es dejarse amar por Dios que lo hace a través de las personas. Ves cómo tus inseguridades y dudas desaparecen ante el amor de Dios.
Cuando estás en momento de búsqueda de la verdad, de algo que te inquieta, te encuentras con que hay personas que te acogen y te enseñan con el fin de que llegues a tu destino de encontrarte con el Señor. Y que por este encuentro con el Señor, es por lo que me siento enviado a coger este relevo de seguir ejerciendo la misericordia, para acoger a los demás que están perdidos, o simplemente en busca, y orientar, enseñar en su camino.
Pero sobre todo, enseñar a Cristo que es el único que puede calmar la sed, y curar las heridas del camino.
Pero sobre todo, enseñar a Cristo que es el único que puede calmar la sed, y curar las heridas del camino.
Álvaro José Sánchez
Seminarista de Ávila
1º Teología
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