Creo que hay muchos momentos en la vida de una persona que dejan una especial huella, como hacer una buena amistad, viajar al extranjero, ir a un concierto de tu grupo favorito, leer un buen libro, o un tomar una decisión importante. Para mí el momento más importante de mi vida fue decidir entrar al seminario. Es un enorme salto, un tiempo de cambio de vida, en el que vives una gran ilusión, pero en el que necesitas a personas al lado en las que poder confiar.
Yo tengo que agradecer mucho a Dios por los sacerdotes que puso a mi lado y que me guiaron en el emocionante camino de la vocación. Ellos me ayudaron a discernir la llamada del Señor, me animaron a seguir adelante y a no mirar atrás. Estoy seguro que si no llega a ser por ellos yo no estaría ahora escribiéndote estas líneas.
Por eso, no tengas miedo a hablar con tu párroco, con los encargados de la pastoral vocacional, o con el sacerdote que conozcas. Ellos están deseando ayudarte para que te encuentres con el Señor y puedas escuchar aquello que quiere decirte. No olvides que las grandes huellas que quedan en el camino de la vida nunca las hacemos solos, siempre hay personas que nos acompañan.
Francisco Javier Calvo Tolosa
Seminarista de Ávila
2º Teología
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